martes, 26 de abril de 2011

PERFIL DEL CUIDADOR

El cuidador principal de un enfermo de Alzheimer suele ser en España una mujer (superan en proporción 4:1 a los varones), hijas (60%) o cónyuge (30%) del enfermo, que actúa generalmente en solitario ya que rara es la familia en la que sus miembros trabajen realmente equitativamente “en equipo” a la hora de cuidar al enfermo. Este cuidador principal va asumiendo paulatinamente la mayor parte de las tareas del cuidar, hasta llegar realmente a no hacer casi otra cosa en su vida personal sino dedicarse 24 horas al día a esta labor.

Por otra parte, se estima que alrededor de un 40% de los cuidadores no reciben ayuda de ninguna otra persona, ni siquiera de familiares cercanos. Sin embargo también es cierto que tienden a rechazar el apoyo exterior aún necesitándolo mucho, a veces por sentimientos de culpa u obligación moral. El uso de recursos institucionales es muy bajo ya que sólo en el 15% de las familias existe apoyo municipal o autonómico de servicios sociales.

En España hay actualmente más de 600.000 enfermos de Alzheimer, siendo la primera entre las enfermedades neurodegenerativas, así como la primera causa de demencia en la población anciana. Además, en el 80% de los casos son las familias quienes asumen, en el propio domicilio, los cuidados de estos enfermos.

La sobrecarga del cuidador es un concepto que hace referencia a los efectos negativos que la tarea del cuidado tiene sobre la salud del cuidador, que “en un 40-75% de los casos pueden presentar patologías psicológicas relacionadas con el estrés. Además, los daños experimentados en el cuidador pueden repercutir en la capacidad de cuidar, y a su vez, en una temprana institucionalización”,


Fuente: Médicos y Pacientes

jueves, 14 de abril de 2011

DEPRESIÓN E INTERNET

La adicción a Internet puede enmascarar depresiones.
Perder la noción del tiempo en la red, conectarse a altas horas de la noche o sentirse ansioso cuando no se navega pueden ser síntomas de que una persona es adicta a Internet, pero además, en algunos casos, esa adicción puede enmascarar una profunda depresión.

En España, entre el 80 y 90 por ciento de la población adulta navega por Internet, y un cinco por ciento de ellos abusa o hace un mal uso de esta actividad; entre este porcentaje figuran los adictos a la red, cuyas estadísticas resultan difíciles de medir por ser ésta una de las nuevas aficiones desmedidas, conocida como adicción sin sustancia.

Este tipo de patologías se caracterizan por la inexistencia de un componente químico al que "engancharse". Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco, ha dedicado su carrera a estudiarlas y a analizar los síntomas y sus repercusiones. En su opinión, esta adicción no se diagnostica solo según el número de horas que se navega. Más de tres puede considerarse un síntoma, pero los especialistas prefieren guiarse por otras señales de alarma, como no saber cuánto tiempo se está conectado o levantarse al baño en medio de la noche y encender Internet.

Pero, ¿qué tiene la red que la hace tan atractiva para estas personas? Echeburúa considera que las nuevas tecnologías permiten «crear un mundo de fantasía, una identidad ficticia y un tipo de relaciones sociales diferentes a las convencionales». Por ello, el perfil más frecuente de estos adictos es el de una persona que se rechaza a sí misma y que es solitaria o aburrida.